sábado, 27 de septiembre de 2025

La frontera donde se inicia el declive

Me gusta la bandera palestina. Se parece en exceso a la de mi cuna extremeña, solo que al revés. No es más que un símbolo, pero necesario para evitar más locura. Ahora mismo marca el derecho de un pueblo a vivir en paz –signifique lo que signifique esta palabra– trabajando la tierra y amando en sus casas. Está cogido prestado de istockphoto.com


Una tarde, mientras trabajaba, llegó hasta mí una risa infantil. Era de una niña. Se le notaba extremadamente feliz, despreocupada, sin temor a nada inmersa en su mundo, en su inmutable para siempre realidad; ésa que la acaricia, la envuelve y la salvaguarda aportándole una indestructible sensación de seguridad.

Su risa era líquida, como el gorjeo del más hábil de los jilgueros; muy alegre y abierta. En extremo contagiosa y me hizo sonreír abiertamente. Me enamoré de inmediato de esa risa de diamante y pensé que todos los niños y las niñas del mundo, sin excepción, deberían poder reírse así. Tendrían que ser obligatoriamente felices; tener la oportunidad de vivir vidas plenas y llegar a convertirse en adultos también igual de felices y sin sombra de miedo en la mirada.

Pero algo nos pasa al avanzar por el tortuoso camino de la vida. Algo nos hace cambiar al traspasar una enfermiza frontera. Algo nos arrebata la inocencia, que se marchita en nuestros ojos, y nos transforma en seres deformes, temerosos, ahogados en odios y preocupaciones, acosados por miedos extremos y una irracional violencia que se dispara al más pequeño de los estímulos.

Ese cambio es imperdonable, como también carece de perdón humano y divino cualquier atrocidad cometida contra niños y niñas.

No es natural despojarse del alma antes para destrozar a un infante y volver a vestirte con ella para continuar luego con tu vida como si nunca hubiera pasado nada. No puede haber perdón para esos seres desnaturalizados.

Cualquier asesino de niños queda marcado para siempre, y en la eternidad, justo antes del olvido, el remordimiento le impedirá ser feliz; y sin felicidad no hay paraíso. Esa enfermedad no tiene cura.

Ese tipo de pecados no tienen redención.

Palestina y su particular Keep The Faith con el que algún día vuelva a bailar, cogida de es.vecteezy.com


Quien mata a un niño o a una niña descubre espantado que no tiene capacidad de amar. Sin amor no hay paraíso. Esa enfermedad no tiene cura.

Todo niño y niña, cualquier niño y niña, merece ser feliz hasta reventar de dicha, sentir la seguridad a su alrededor, notar –saber a ciencia cierta– que puede reírse sin miedo y con absoluta tranquilidad, porque son intocables. Porque están siempre un paso más allá de la mezquindad, la ruina y la miseria de la humanidad adulta.

Quien es capaz de arrebatar ese precioso y genuino don de la felicidad infantil arrastra una insana enfermedad y lleva marcado a fuego el sello imborrable de la corrupción del cuerpo y del alma. Esa enfermedad no tiene cura. Ni perdón.

El mundo está enfermo y delira. Estamos todos enfermos bajo una máscara de amarillento marfil que impide contemplar y conocer la incómoda realidad de que el Infierno está ya en la Tierra. Un inmenso cubo de hueso y piedra con millones y millones y millones de estancias en las que el nombre de sus huéspedes lleva eras grabado a fuego en sus puertas.

Piedra en lugar de seda. A veces un trapo es el mejor escudo. Cogida de dreamstime.com.


La Risa

Esa risa de la niña era de las que salvan al mundo.

Abierta.

Pura.

Disparatada.

Fresca.

Sincera.

De las que emergen directamente del interior del alma.

Hay otras risas

                  contagiosas

                             libres

                                 adyacentes

                                         solidarias

                                                perversas

Pero como la de esa niña salvadora

no se forjó ninguna antes similar

ni en el Cielo ni en el Infierno.

Es una risa

      de ecos permanentes

              de presencia perpetua

                           de memoria infinita

                                       con restos alegres,

                                                    sabores a vida nueva

                                                                 y olores de roja tierra.


Quizá para esta entrada sirva la canción Tears of a Clown en la versión de Smokey Robinson & The Miracles y en la de The Beat, que es con la que yo la conocí. El payaso es una figura que me inspira cierta pena y mucho miedo, desde que vi a uno en un circo en Cáceres con unas inmensas tijeras de podar haciendo la broma de cortarles la cabeza a quienes estaban en primera línea del público (luego supe que hay una fobia hacia este tipo de personajes –la Coulrofobia– pero hasta ese punto no llego, pero entiendo mucho a Robbie de Poltergeist cuando destroza a su sonriente antagonista por odio nacido del pánico).

Pero igualmente me producían tristeza y ese fue el motivo por que exageré mis risas y aplausos en otra sesión circense cacereña con un payaso al que nadie le reía las gracias ni le hacía el menor caso cuando tocó el violín. Creo que estaba tan deprimido que ni siquiera advirtió mis intentos por animarlo. Ir al circo cuando yo era un niño era bastante habitual, como lo era intentar entrar a ver 'El monstruo de Guatemala' en otra atracción de feria o tratar de asomar la nariz en el prohibido espectáculo teatral de Manolita Chen cuando llegaba a la ciudad.

Las lágrimas de un payaso es un título muy sugerente por el contraste que supone. Cuando eres un niño no ves a la persona que representa a ese payaso, sino al personaje que crees que es siempre así, como una especie personalidad más formando parte del mundo real. La cara pintada del payaso es de verdad y su sonrisa es envidiable porque jamás se borra. Ser payaso era un don que tocaba a muy pocos en el mundo, pero para un niño era como contemplar a un superhéroe de carne y hueso incapaz de arrancarse la máscara porque ése era su rostro.

Pero las personas lloran –abiertamente o en la intimidad y por múltiples razones y motivos– y los payasos no escapan a la naturaleza humana y sus múltiples preocupaciones. Por eso la canción tiene un sentido profundo y sienta como anillo al dedo a esta entrada del blog. Además de que es una maravilla de tema, como Soul o como Ska.



Tears of a Clown (Lágrimas de payaso)

Oh, yeah, yeah, yeah (¡Oh, sí, sí sí!)
Now if there's a smile on my face (Si hay ahora una sonrisa en mi cara)It's only there trying to fool the public (es sólo para tratar de engañar al público)But when it comes down to fooling you (pero cuando se trata de engañarte a ti)Now, honey, that's quite a different subject (entonces, cielo, ése es un tema diferente)But don't let my glad expression (pero no dejes que mi expresión alegre)Give you the wrong impression (te dé una impresión errónea)
Really, I'm sad (sad, sad, sad, sad) (Realmente estoy triste –triste, triste, triste–)
Oh, I'm sadder than sad (I'm hurt so bad) (¡Oh! Estoy más que triste –estoy tan herido–)You're gone, and I'm hurtin' so bad (I pretend to be glad) (Te has ido y me duele tanto –simulo estar contento–)Like a clown, I pretend to be glad (sad, sad, sad, sad) (Como un payaso, simulo estar contento –triste, triste, triste–)
Now there's some sad things known to man (Sabes que hay algunas cosas tristes conocidas para el hombre)But ain't too much sadder than the tears of a clown (pero no hay nada más triste que las lágrimas de un payaso)When there's no one around (cuando no hay nadie cerca)Oh yeah, baby (¡Oh, sí, nena!)
Now if I appear to be carefree (Si ahora parezco despreocupado)It's only to camouflage my sadness (es sólo para ocultar mi tristeza)And honey, to shield my pride, I try (Y cielo, para proteger mi orgullo, intento)To cover this hurt with a show of gladness (enmascarar este dolor con una imagen de alegría)But don't let my show convince you (pero no te dejes convencer por mi imagen)That I've been happy since you (de que soy feliz desde que tú)
Decided to go (why did you go?) (decidiste irte –¿por qué te fuiste?–)Oh, I need you so (I need you so) (¡Oh, te necesito tanto! –te necesito tanto–)I'm hurt and I want you to know (want you to know) (estoy herido y quiero que lo sepas –quiero que los sepas–)But for others I put on a show, ooh yeah (it's just a show) (pero si monto mi espectáculo es para los otros –es sólo una pantomima–)
Now there's some sad things known to man (Sabes que hay algunas cosas tristes conocidas para el hombre)
But ain't too much sadder than the tears of a clown (pero no hay nada más triste que las lágrimas de un payaso)
When there's no one around (cuando no hay nadie cerca)
Oh, yeah (¡Oh, sí!)
Just like Pagliacci did (Tal y como hizo Pagliacci)I try to keep my sadness hid (intento mantener oculta ni tristeza)
Smiling in the public eye (Sonriendo de cara al ojo público)But in my lonely room, I cry the tears of a clown (pero en la soledad de mi cuarto, lloro lágrimas de payaso)When there's no one around (cuando no hay nadie cerca)Oh yeah, baby (¡Oh, sí, nena!)

Now if there's a smile on my face (tears of a clown) (Si hay ahora una sonrisa en mi cara –lágrimas de payaso–)
Don't let my glad expression (pero no dejes que mi expresión alegre)
Give you the wrong impression (tears of a clown) (te dé una impresión errónea –lágrimas de payaso–)
Don't let this smile I wear (no dejes que esta sonrisa que muestro)Make you think that I don't care (tears of a clown) (te haga pensar que no me importa –lágrimas de payaso–)When really I'm sad (cuando realmente estoy triste)Hurtin' so bad (tears of a clown) (me duele tanto –lágrimas de payaso–)

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