lunes, 16 de marzo de 2015

La vuelta del calcetín como la vida misma


La vida es un reflejo de sí misma, sólo que algo más pálida y sedada por la sequedad del agua
He de advertir que el verdadero protagonista de esta entrada no son las palabras que la acompañan, sino la magnífica imagen de Valerio Merino, en la que se puede contemplar una escena bucólica de turistas paseándose por el Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba en una estupenda y límpida mañana de Marzo, sólo que hay algo extraño, algo fuera de lo común, algo que hace vibrar el alma. ¿Es ese cielo verdoso por el que nadan peces sin alas flotando sin orden ni concierto por senderos invisibles entre átomos volátiles? ¿Esos cuerpos sin prisas que asemejan la sustancia fantasmal de un inapetente muerto viviente? ¿O ese sol moribundo que baña con paupérrimos rayos rojizos la piedra monumental y milenaria de lo que jamás mostrará la menor tendencia a variar ni un miserable ápice? ¿La palmera cimbreante que desaparece sin prisas en la niebla de la memoria sin neuronas?
No lo sé, el caso es que me inspira lo suficiente como para crear un puñado de versos muy indicados para lo que está por venir primero en Andalucía y luego, extendiéndose como una mancha de aceite socialmente molesto, el resto del país (algo que para los que estáis allende nuestras fronteras quizá os resulte un tanto difícil de entender, salvo para los griegos, claro está, pero algún día puede que lo explique con palabras en extremo sencillas a fin de que el mensaje no se haga de rogar).
El mensaje es claro: No hay que temer los cambios. Como mucho, sentirse molesto por lo cómodo que uno se encontraba hasta que ocurre, pero el proceso implica siempre avance y no hay progreso sin modificaciones. Negar esta evidencia es como pensar que la vida surge de debajo de las flores o que viene pendiente del pico de una cigüeña ciega.
Dicho lo cual, paso de inmediato a publicar los prometidos versos. De acuerdo, de acuerdo. Sé que me estoy pasando con tanto poemilla de oscuras y vaporosas raíces en este blog, pero en breve (en un par de años) os prometo que os daré un cuento de ésos que tanto os gustan y por el que os chuparéis los dedos por el regusto que os va a dejar (espero no tener que arrepentirme de estas palabras por las expectativas que puedan haber generado).


EL CAMBIO

Con la ira asomando a la vuelta de la esquina,
no reclames mesura ni compromiso fiel.
Antes bien, aprovecha el mal sabor de esa hiel
por venir para adaptar la vida a una nueva rutina.

Porque la novedad viene de harapos vestida
que recogió desnuda entre restos de vulgar basura.
Así no creas que la trivial esencia de la usura
marca pautas de una evolución ya ajada y desmedida.

Que sepas que no hay nunca nada nuevo bajo la lluvia
y que el sol iluminó antaño gastados rincones del mundo.
La frescura por venir se antoja un vicio anciano y rotundo,
imitando el grito repetido de un ave rota sobre la gavia.

Es siempre con otras voces el mismo e insistente mensaje
de hastiantes palabras vacías, tristes, cansadas y vanas.
Aunque al menos hay cabezas que no soportan canas
con ideas limpias que se adaptan al cuerpo como un traje.

Eso es lo único que hoy en día vale.
Eso es lo que muchos dicen que hace falta.
No pienses, no hables, cállate y basta;
para que la oveja haga de lobo y su aullido exhale. 

El artista me ha remitido de nuevo la imagen doblemente retocada y, según sus propias palabras, "es todo falso, salvo los peces". Ni siquiera "el castillo de Disney que aparece ahí en medio es real". Es un cachondo donde los haya y he acá la imagen. Por cierto, se trata del Alcázar de los Reyes Cristianos en Córdoba.


Con especial "cariño" hacia la actual Reina de Europa que ha sido la mecha, la pólvora y el fuego para el cambio revolucionario por venir, y en su propio idioma, el grandioso Georgie Fame y su skatalítico tema "Humpty Dumpty".