martes, 21 de noviembre de 2017

Cosmogonía tangencial o cosmoagonía de la mente

Supercelda de tormenta en Singapur, de Pinterest y obra de King Fung Wong

No hay nada peor que comenzar el día pensando ya en regresar de nuevo a la cama. Considerar que al caer el sol es 'un día menos' resulta, en mi opinión, mucho más terrible que su contrario 'un día más'.

Los hombres de paja acaban siendo arrasados por el viento y arrastrados por las oleadas del olvido hacia la nada de la complacencia, mientras sonríen con indiferencia frente al rostro común de los que nunca hablan, miran poco y silencian sus tristes sonrisas.

Pesados pasos de los que se sienten como colillas usadas en la boca de Dios para sudar la nicotina divina a través de poros condensados con la ignorancia del implorante de ojos blancos y sin pasión.

Fluyes en líquidas lágrimas por embarradas sendas según late el impulso de lo ajeno.

Siempre la voluntad del Otro
sobrevuela las pasiones muertas
del vacío entre falsas ideas
para coser certeras vidas
de temprana y visceral prudencia.

Y dime por qué el alma de piedra
insiste en batir al ritmo 
de las gaviotas lejanas
en el silencio de la soberana Muerte
de saciada mirada marina.

Culpamos con una preocupante certeza en el amanecer de la conciencia a la afirmación de la vanal prudencia para caminar de puntillas con cuidado hacia el tardío despertar de la sonrisa forzada por la conveniente verdad de que la noche envuelve al día allí donde jamás nunca hubo nada.

Así cantan los que no tienen memoria.

Así yacen los de mirada corta.

Así se quiebran los de alma dormida.

Así sueñan que viven en el eterno sueño vivo de una vida en sombras los que losan párpados de granito sobre veladas pupilas ciegas.

Y son ellos los que violentan libertades con la brutal serenidad del que sabe que el final es impune.

Grita y llora lo que quieras.

El camino está perdido y roto.

Pero tiende, si quieres, la mano, a ver qué pasa.

Sólo tú sentirás la vergüenza y el miedo
de un libre albedrío discontinuo y torpe
carente de nombre y rostro
en la niebla del pasado que nace en el presente.

Luego volverás la mirada al polvo de lo oculto
en una mente sin recodos ni sombras;
más nítida que el diamantino corazón del Mundo
y creerás que su giro te pertenece y mece
la verdad nacida de un suspiro vespertino.

De ésos que anuncian la derrota del día,
antes de que el helio quiebre los férreos cielos
y las nieblas flotantes del grave cieno pueril.

Son arenas rojas que hieren con minúsculas heridas
las venas abiertas por la afilada luz
de la mortecina conciencia
y la sed eterna que despierta en mí 
la penitencia de tu enfermiza presencia soñada.

Duermes imaginando que no hay más amaneceres ni días que vivir. En el túnel estrecho que marchita las edades vanas un millar de miradas ciegas persiguen huidizas ilusiones sin dueños. Y cuando sabes que llega el final de las cosas que son y no son, respiras con alivio para dejarte caer flojo y vacío como una piel sin huesos en el instante de la Nada para pecar por fin sin sombra de duda ni arrepentimiento.

No hay nada peor que ser atacado por flashes del pasado en una especie de cosmogonía tangencial brillando en la punta del dedo o de cosmoagonía simétrica en vísceras de metal. Un ciervo mortecino y cansado reposando sobre un sofá en el salón de un gran amigo. El Sacrifico de Tarkovski con Solaris iluminando sin prisas un salón de cine de juguete. Jonesy sangrando por la nariz en un gesto de increíble brutalidad por quien más le quería.

Napoleón y Wellington dándose la mano firmando tablas en Waterloo. Un cielo rayado de estelas siderales que se estrellan silenciosas en los montes del horizonte. Encías secas como escenario de colonias alcoholizadas de coñac para fines metafísicos. Dragones infantiles en manos de Eru Ilúvatar nacidos de una canción ilusionada. Y Odongüe de vuelta a una Tierra vacía de héroes mientras se narran cuentos con hombres obligados a arrastrar su esencia como castigo sólo por el mero hecho de ser.

Cerveza y café en Faustino tras dejarse besar por los primeros copos del invierno navarro. Una mirada absorbente al perfil del dorado Oroel y la niebla de Tara quebrada por los finos brazos de un sol antiguo para silenciar a la Piedra del Rey. Idas y venidas bajo un cielo plomizo de lluvia incesante. Un persistente olor a guerra, miedo y violencia en el aire. El verde del monte con el azul del mar en una playa asturiana cargada de memorias ajenas. Y ese primerísimo primer beso en un hermoso cementerio de la cuna de un ensalzado corsario inglés.

Pero el recuerdo más preciado de todos, el que más me llega, es el humo denso de un cigarro de tabaco negro formando lentas espirales blancas y grises sobre un tablado de muerte y magia, con canciones de sangrías al alba y coloridos circos en las calles grabados a fuego en la cinta, mientras el violín de Pedro arañaba el aire de la lejana Alba o la transparente Éire más allá del frío mar de olas negras.

Momentos de fragilidad imposible. Momentos intangibles, que se pierden incluso de su celda mental, huyendo raudos hacia la ceniza del olvido. Son como rachas de viento inabarcables; sin tacto, sin peso, sin posibilidad de abrazo.


ภาพฟรี: ดาวหาง, ดาวเคราะห์น้อย, พื้นที่ - ภาพฟรี. Ahí queda eso.


Os voy a decir algo muy serio desde la risa latente. Madness fue un grupo británico que todavía sigue dando tumbos por los escenarios del mundo y al que en su día no se le dio la importancia que tenía por su aire gamberro, imprudente y hasta infantil. Pero la culpa de que hayan sido un tanto postergados por la historia es su manera de decir las cosas: "Letras tristes acompañadas de ritmos alegres que velan sus claras intenciones de denunciar una sociedad fría, inculta, alcoholizada, desamparada e inhumana". Decir burradas de forma amable a la postre hace que te releguen al olvido. Pero son profundos, tanto que yo los hubiera llamado los 'Black Bottom'.
Oigan, oigan (y lean, lean).



                                                                "Grey Day" (Día gris)

When I get home it's late at night, (Cuando llego a casa, es de noche,)
I'm black and bloody from my life, (Estoy negro y sangriento de mi vida, )
I haven't time to clean my hands, (No tengo tiempo para lavarme las manos,)
Cuts will only sting me through my dreams. (Los cortes solamente me hieren en mis sueños.)

It's well past midnight as I lie (Es bastante más de las doce, mientras estoy tumbado)
In a semi-conscious state. (En un estado semiconsciente)
I dream of people fighting me (Sueño que hay gente peleando conmigo)
Without any reason I can see. (Sin razón alguna, puedo verlo.)

In the morning I awake, (Me levanto por la mañana,)
My arms my legs my body aches, (Mis brazos, mis piernas y mi cuerpo me duelen)
The sky outside is wet and grey (El cielo está mojado y gris)
So begins another weary day. (Así empieza otro día pesado)
So begins another weary day. (Así empieza otro día pesado)

After eating I go out, (Después de comer, salgo,)
People passing by me shout. (La gente con la que me cruzo me grita,)
I can't stand this agony (No puedo con esta tortura,)
Why don't they talk to me? (¿porqué no me hablan?)

In the park I have to rest (Tengo que descansar en el parque,)
I lie down and I do my best, (Me tumbo y hago lo mejor que puedo,)
The rain is falling on my face (La lluvia cae sobre mi cara)
I wish I could sink without a trace. (Ojalá pudiera hundirme sin dejar ningún rastro.)

In the morning I awake, (Me levanto por la mañana,)
My arms my legs my body aches, (Mis brazos, mis piernas y mi cuerpo me duelen)
The sky outside is wet and grey, (El cielo está mojado y gris)
So begins another weary day. (Así empieza otro día pesado)
So begins another weary day. (Así empieza otro día pesado)

In the park I have to rest (Tengo que descansar en el parque,)
I lie down and I do my best, (Me tumbo y hago lo mejor que puedo,)
The rain is falling on my face (La lluvia cae sobre mi cara)
I wish I could sink without a trace. (Ojalá pudiera hundirme sin dejar ningún rastro.)

In the morning I awake, (Me levanto por la mañana,)
My arms my legs my body aches, (Mis brazos, mis piernas y mi cuerpo me duelen)
The sky outside is wet and grey, (El cielo está mojado y gris)
So begins another weary day. (Así empieza otro día pesado)
So begins another weary day. (Así empieza otro día pesado)

domingo, 5 de noviembre de 2017

Dúo de voces

Hermoso ejemplar arbóreo del bosque mágico de Broceliande, en la céltica Bretaña, extraído de la web Lo que me gusta, aunque la foto es de Philippe Manguin


Una de las experiencias más gratificantes que he tenido ha sido, sin duda alguna, desafiar a mi hija Paula a un incruento duelo de versos.
Es un ejercicio que recomiendo vivamente a cualquier progenitor. Es muy sencillo, despierta la imaginación de la familia y sirve para unir las mentes y las almas, aún a sabiendas de que la esencia de cada persona es única, fresca, viva y muy, muy personal.
El método es muy sencillo. Uno de los dos comienza con una frase poética, una idea, un soplo mental, un verso; y el otro lo continúa a su manera, con lo que realmente le salga del interior. Algo similar al Kan ha Diskan de la Bretaña francesa.
Así lo hicimos Paula y yo.
Parte a parte.
Idea a idea.
Hasta conformar un canto, no bueno, pero sí interesante.
¿Os he dicho ya que ella quiere ser poeta?


Verde el canto de tu mirada.
Verde el eco de tu voz.

Vas silbando con el alma,
hecho con amor y paz,
hacia el eco de tu esencia bendita,
y el pelo suelto.

Me dijiste adiós en silencio,
y me fui con las alas desplegándose
hacia la eterna presencia del tiempo.

Del cielo bajó con prisa
el rocío brillante
a besar con aires de brisa
en las hojas verdes.

Y bailaste a la luz de la Luna,
con el corazón abierto
dispuesta a comerte el mundo.

Y el aire te levanta al vuelo,
agrandado tu sonrisa
te ve el viento bailar.


Adivinad de quién es qué. Si hay narices.


Me gusta pensar que ella llegará lejos, y que nada frenará su marcha. Me gusta pensar que su felicidad hará el mundo más bello. Que sus canciones sean capaces de aportar color a las vidas de otros que las lean.
Entre tanto, soy yo quien le ofrece canciones que levantan pasiones sin medida ni límite.
En este caso, he optado por Beleño y su 'Pal Ximielgue La Xana'. Pura delicia.


lunes, 4 de septiembre de 2017

Maldición divina para la naturaleza humana




La cara oculta de la Luna, desvelada por la NASA


Nada peor que la idea de un Dios absurdamente eterno. Brutalmente inestable. Uno entre una infinitud. Uno por cada realidad. Uno diferente por cada diamantina dimensión. Y cada dimensión partida en inmensidades cristalinas de haces de luz fraccionada.

En cada rincón del tiempo, un Dios, y un Dios hasta en cada décima de ausencia temporal.
Una ruleta de suerte en la que tiene cabida cualquier nimia posibilidad: Un apabullante Dios mayúsculo, un ridículo dios minúsculo; la rabia que quiebra el Universo; la paz que aquieta el polvo sideral del Multiverso; una Sabiduría que rompe fronteras o una simplicidad contumaz que derrite los hilos de lo imposible.

Tantos dioses como hombres y tantos millones de hombres y mujeres que caminan hacia una Idea imperfectamente perfecta hasta fusionarse con una Nada de felicidad incontenida.

La inconcebible presencia omnipresente de un Niño que balbucea con poder irresistible hasta crear la Vida. ¿No te aterra que pueda destrozar en cualquier momento el tablero en el que juega para lanzarse  a generar piezas con las que iniciar otra partida inestable?

Hay un camino que lleva hacia una morada sensación de ingravidez. Allí, al final, en lo más hondo del calmado torbellino, gime el que porta un millón de arrugas en la frente seca de sudores y limpia de preocupaciones. La decrépita sensación de que el ocaso del camino está al alcance de la mano y nunca llega huyendo veloz justo con el roce de los dedos. Inútil esfuerzo que duele y te hace sentir vivo, pero que carece de sentido.

Nada peor que pensar en la infinita y eterna casualidad que lo ata todo en cabos de rizos multicolores. Somos nosotros los creadores. Somos nosotros los soñadores de un Todo limitado, aunque inmenso, irracional, incomprensible, inabarcable...

Éste es el Dios por el que se han derramado ríos de sangre y se han vertido torrentes de tinta y lava. Por el que un hombre alza la espada con la mirada en blanco, sin pensamiento propio, con un relleno de odio en su vacío seno, para segar vidas como paja que se ofrece luego al fuego.

Eclipse solar total cogido de National Geographic en Español


El Dios que descompone sin piedad la individualidad de cada uno de los millones de seres que dice haber creado para transformarla en una informe unidad sin rostro ni peculiaridad, así pasen los siglos de los siglos hasta el final de los días que ahora son y que serán con un tiempo limitado.

¿Cuando le hablas te besa para reconfortarte?

¿Acaso te abraza como el Padre que dice ser para aliviar los tormentos de la ignorante temporalidad?

¿No te pide, más bien, un sacrificio de dolor, llanto y tormento para que abandones tu más intimista persona y seas uno más en la masa informe de luz divina que consumirá la eternidad en una fugaz sonrisa?

Nada peor que un Dios que habla por voz ajena, a través de bocas sin identidad particular, que condenan o perdonan a medida que te despojas de tu singularidad (ésa con la que naciste y con la que te arrojaron con saña a la vida como si fuera la única moneda para generar la riqueza de tu existencia) o te cubres del manto de la identidad propia, para exigirte que dejes de ser tú por un ideal impío y carente de misericordia, en el que el asesinato tiene justificación y hasta premio.

Porque esos dioses acaban por quemar el alma y dan sentido al odio general por miedo o desconocimiento.

Son dioses que reclaman el sacrificio en miles de litros de sangre visceral, como antaño lo hizo Crom Cruach, Woden, Moloch, Chaak o Xiutecuchtil, a los que ahora se recuerda con asco desde una cómoda posición de falsa cultura civilizada, mientras se reclama la inmolación en nombre de la causa de la divinidad indolente.

¿Es que nunca te ha hablado directamente con palabras de miel para tocar tu corazón e inflamarlo de pasiones sin límites?

Nada más absurdo que despojarse de la unidad natural para ser el todo humano, cuando quien pierde o gana es el uno y no la suma de los todos.

¿Es el mismo error en todas las dimensiones de lo que hay y es o tendremos la dicha de poder huir de la nuestra para encontrar un cierto sentido a la tristeza que inunda el Universo?

Nebulosa del Reloj de Arena, cuya estrella central se está muriendo


Por encima del profundo terror cósmico que siento por el Más Allá, apenas tengo fuelle para el más acá y me cuesta cada vez más pensar en temas acordes con las palabras escritas. Para la ocasión me he topado con dos canciones del trío británico The Jam ambas pertenecientes al álbum glorioso All Mod Cons, que tienen mucha relación con el sentimiento que me ha impulsado a escribir esas líneas nefastas.



A Bomb in Warder Street


Where the streets are paved with blood
With cataclysmic overtones
Fear and hate linger in the air
A strictly no-go deadly zone
I don't know what I'm doing here
'Cause it's not my scene at all
There's an 'A' bomb in Wardour Street
They've called in the Army, they've called in the police to
I'm stranded on the vortex floor
My head's been kicked in and blood's started to pour
Through the haze I can see my girl
Fifteen geezers got her pinned to the door
I try to reach her but fall back to the floor
'A' bomb in Wardour Street
It's blown up the west end, now it's spreading throughout the city
'A' bomb in Wardour Street, it's blown up the city
Now it's spreading through the country
Law and order take a turn for the worst
In the shape of a size ten boot
Rape and murder throughout the land
And they tell you that you're still a free man
If this is freedom I don't understand
'Cause it seems like madness to me
'A' bomb in Wardour Street, hate Bomb
Hate Bomb, hate Bomb, hate Bomb
A Phillistine nation, of degradation
And hate and war. There must be more
It's Doctor Martin's A-P-O-C-A-L-Y-P-S-E
Apocalypse.



The Place I love


The place I love is a million miles away,
Its too far for the eye to see
Still its me at least, and you can't come there
No one is allowed at all
Only animals that love, will always, only, ever could be
And its always at the back of my mind.
The place I love is overgrown now
With beautiful moss and colorful flowers
And goldfish that swim in a pool, there's a small brick wall
With neon lighting controlled by lightning
I'm making a stand against the world
there's those who would hurt us if they heard.
The place I love is no where near here,
Not within a mile of those trendy dos,
Where dogs bodies pick you up, and graciously give you a lift,
With cherished thoughts and bitterness.
I'm making a stand against the world,
there's those who would hurt us if they heard
And that's always in the back of my mind.

jueves, 17 de agosto de 2017

La noche en que un dinosaurio vino a verme

Un dinosaurio de hace 112 millones de años, cogido de National Geographic

Este canto lo inicié con la típica primera frase que te viene a la mente y te hace gracia por ser un tanto impactante. El resto es más de lo mismo, aunque si se escarba un poco alguna enseñanza (o placer) se podrá encontrar en sus versos.
Estoy seguro de que la figura del dragón que tanta importancia tuvo en la Antigüedad y en muchísimos rincones del Mundo a la vez y en una misma época, tuvo que ver con el descubrimiento de fósiles y esqueletos de dinosaurios que afloraron en algunas canteras. Es como cuando los antiguos clásicos contemplaron por vez primera el cráneo pelado de un elefante muerto y vieron claramente en él la cabeza de un cíclope.
De ahí a la leyenda hay un paso muy cortito.



La noche en que un dinosaurio vino a verme
las estrellas habían silenciado su rutilante charla
y el alba retrasaba su llegada como un juego
sonriendo tras de un seto.

Con pasos floridos llegó a mi altura
y estudió la luna y su doble cara
merced a su mirada de proximidad transparente,
como un fogonazo de sutil esencia primaria.

Con alma de dragón antiguo
me narró una historia de vespertinas verdades
a la liviana luz de un candil de plata
que iluminaba curvas ramas de olivo milenario.

Y dijo que del Mundo no se huye,
que la Vida usa piernas largas
y que el sentido de las cosas que son
te envuelve y te atrapa con saña.

En su universal mirada brilló una perla
de líquida tristeza ya olvidada
para apaciguar la tibia ausencia
de los que como él un día fueron.

Sus ojos amanecieron al tiempo que el sol,
el mismo que tiempo atrás le vio nacer,
para desgarrar las tinieblas de polvo estelar
a modo de manto de supremas palabras.

Pesa el tiempo que le hace eterno;
pesan las heridas de la inmortal presencia;
pesa el sonido de una lengua ya muerta
como pesa el amor a la ignorancia.

Y esa noche, esa particular noche
de cuentos con primitiva sustancia
y sabores añejos a veneno escarchado,
se extinguió la magia cuando se fue para siempre.

Los cuernos de la Madre Luna sobre el Ojo de Ra reflejada en las arterias del Tiempo, cogido de Vanity Fea - Blogia



No tengo más remedio que apreciar la ironía de haber sabido ocultar sin apuros mi purismo musical con un tema de corte celta que realmente me entusiasma, a pesar de que no casa con los cánones que solía escuchar gracias a las enseñanzas de mi gran amigo Pedro Burzaco (que me inició en las melodías mágicas de la tradición céltica).

La elección del gaitero asturiano Hevia y su tema 'Tierra de nadie' parece impuesta y con calzador, entre otras cuestiones porque en su día era más del gallego Carlos Núñez (quien en una Fiesta del PCE en Córdoba me firmó un más que original autógrafo a base de notas musicales), pero el caso es que este tema en concreto despierta en mí ensoñaciones ocultas que desconocía y que me hace volar por sobre la sagrada tierra asturiana como un alma alada y etérea sin temor ni a estrellarse ni a caerse ni tampoco a abrasarse en el Sol.


viernes, 4 de agosto de 2017

Temor esencial IV

Tableau noir et blanc plexi psychédélique de scenolia.com



Es de esperar que ésta sea la última entrega de mi temor esencial en verso. Las limitaciones del blog (de espacio, se entiende), me ha impedido poner todo el poema en una única entrada. En fin.
Hasta la próxima, pequeñuelos y pequeñuelas.


XIX

Mujer dulce que se oculta
En los imposibles rincones de este cuarto,
Dime si acaso con la fe se nace
O se adquiere y se pierde
Por la experiencia de ir a rastras
Vagando hasta el final del día.
Dime si no es legal mi queja
De que ha habido un mal reparto
En los dones y mercedes que afiancen
Este precario esquema de delicadas burbujas.

Insisto en ofrecerLe mi endeble persona
Como víctima selecta que inmola
La libertad a cambio de la suficiente fuerza
Para ser Su mundanal baluarte
Y oponerme a la marcha fiera
De los tibios que se lavan las manos
En un símil absurdo de lo más sucio y marginado.
Pero El que Es se calla,
Y yo, incurriendo en fatal blasfemia,
Me atrevo a perdonarLe por mostrarme Su espalda.

"¡Ay! Qué bien emulas lo que criticas.
Por tu orgullo me recuerdas y te acercas
Al principal desgraciado que jamás hubo
Entre los géneros de los seres creados.
¿Quieres cargar con el lábaro pesado
Siendo, como eres, un mero hombrecillo manco?
Sabe que no me estoy burlando
Ni pretendo ser cruel;
Ven, reposa sin recato en mi regazo
Y, mientras te peino con los dedos,
Escucha este singular relato:



En un árbol del camino había
una pequeña araña que sorbía
tranquilamente una mosca.
Al acabar el festín
la enrolló en su tela tosca
para alimentarse otro día.
Mirando concluyó al fin
que el alado insecto tenía
casi el doble de su tamaño,
y se dijo salerosa:
"La cacé sin ningún daño;
en verdad soy poderosa".
Por allí acertó a pasar
un asno acalorado
y bajo al árbol fue a parar
por su sombra sosegado.
La araña ladina,
creyendo en su poder,
escupió una hebra fina
para así descender
y expulsar al intruso.
En su empeño por vencer
llegó a rozarle incluso
un ojo al animal,
quien meneó la cabeza.
La aventura no fue mal
y digamos con certeza
que la pequeña araña
pudo realizar su hazaña
por la ayuda apreciable
de un avispón pesado
que con su fino sable
picó al asno en un costado.
Viéndolo huir deprisa,
y pensando que fue ella,
no se aguantó la risa
comentándose fogosa:
"Correrá hasta la villa;
soy grande y poderosa".
Otra vez arriba
vio llegar a un hombre
de prominente barriga
y cabello color cobre.
"Es razón de peso
que si me enfrento con eso
mi fama en la zona
no será cosa de broma".
Se deslizó hasta el camino
y acentuó su desatino
utilizando sus patas
mediante grandes saltos
en un lugar alto
pelado de matas.
Bastón en mano
y la mirada extraviada
se acercaba el humano
silbando una tonada.
Ella seguía saltando,
el hombre caminando;
ninguno transigía:
El desenlace fatal
se decidiría
justo en el paso final.
Ya la iba a aplastar
cuando intuyó a mirar
y retiró el zapato.
- ¡Huy! Pobre bicha;
por poco la mato.
La araña redicha
cantó victoria gozosa:
"También me teme, sí,
pues se apartó de mí;
soy terrible y poderosa".



XX

Su inconfundible risa de plata,
Esa figura de niña-hada ligera,
Aunque cana por mirar a los ojos del dragón;
Te reconozco, cuarta voz,
Sé que un suspiro tuyo a la voluntad ata
Al poste del tormento,
Sé que tu saludo, musa de la Razón,
Destruye el poder que se concentra
En el odio de aquél que desespera
Por servir bajo el yugo de la incipiente inopia.

Tú lo has dicho, soy como ellos.
No te esfuerces conmigo
Porque yo soy el hombre sin memoria;
Y, siendo que es así, me creo afortunado,
Pues lo malo lo suelo olvidar
Y de lo bueno ni me acuerdo.
Por lo orificios de mis manos
Huyen derramándose
Todos los inútiles conocimientos,
Es por ello que carezco de pasado.

"¿Y el futuro, hombre hueco,
estás dispuesto a arrostrarlo?
Vamos, traspasa la diáfana frontera
De las casillas temporales.
Renuncia a la esclavitud del presente,
Caminando sin pánico
Hacia el país de los nuevos soberanos,
Donde ser individual no es pecado,
Sino que es forzada tarea consciente
Quebrar las generalidades,
Tal y como reza este antiguo canto:



Un buen día, el Hombre se acercó al Sol y,
ebrio de efímero poder,
logrado a base de sangre y llanto,
se burló de él.
El Hombre extendió los brazos
y abarcó en su seno
el resto del firmamento.
Pensó que ya no era pequeño,
que las estrellas eran suyas por derecho,
que su saber, infinito;
que el tiempo era su esclavo,
que la Muerte fue vencida.
Soñó, vana locura febril,
en ampliar el universo;
abrir de surcos la Nada estéril,
sembrar las semillas
de sus grandes ideas
y aguardar el milagro
de ver surgir la Vida
naciendo de la incógnita.
Al verlo todo a sus pies,
se llamó a sí mismo
Dios.
Ahora el Hombre yace bajo tierra.
Conoce y llora su arrepentimiento;
La Tierra se abre
y de su entraña,
como vital magma,
surgen las Mentiras.
Un grito de dolor y angustia,
un grito multiplicado
por una humanidad entera,
clama a la hermana Moira
piedad, por favor,
y ella,
sorda a su manera,
se aleja altanera y coqueta,
hermosa y ansiada,
meneando levemente su redonda cadera;
su risa fresca aturde
y aplasta
la grandeza del Hombre.
El poder concede dolor y éste,
por siempre compañero de lo humano,
suplica al Tiempo que acelere
el paso.
El Hombre ve al Tiempo
detenerse y sonreír;
mueve la mano y,
lentamente,
aparecen infinitos granos de arena
que se esparcen por el arado vacío
y transforman las ideas
en nauseabundas pesadillas.
Mientras, el Sol,
que también quiere su venganza,
seca la Tierra deshidratada
que le mira y le comprende,
pero de ella no es la culpa.
El Hombre siente al Sol abril su carne
y saciar su sed eterna con su esencia:
El alma,
que está hecha
de agua dulce.
El Hombre ya no es.
Devuelto al polvo
generador,
piensa con esfuerzo y sabe.
Aunque se niega a reconocerlo,
sabe, con miedo y espanto,
que no sabe nada
de nada".



XXI

Los ojos giran en sus órbitas
Divisando gigantescos fantasmas pálidos
Que se acercan
Tenuemente perceptibles en las sombras
De esta habitación aislada.
Diminutos planteas con el perfil de un viejo sol
Dorando sus filos perfectos
Desfilan de arriba a abajo,
Cayendo con pesada gravidez y estallan
En la sima profunda y sin final de la sala.

No existen ruidos,
Tan sólo un flojo zumbido
Modulando una irreconocible frase mental.
¡Basta! Mi voz chilla,
Y fantasmas y planetas,
Como alados vespertilios azules,
Se desvanecen marchitos en el aire.
De nuevo hay luz
Y vuelvo a ser una reposada piedra
Bajo el agua.

Me contemplo desnudo sobre el suelo.
Presiento que otro día habrá más vértigo
Para rasgar de nuevo el velo
de mi aburguesada tranquilidad.
Y así será hasta que la profecía se cumpla
Al extinguirse el siglo definitivo.
Ya no quiero Tus palabras; es muy tarde.
Bastaría con que omitas mi torpe oferta
De robarme la sana libertad
Que me hace ser hombre,
Pues sin ella sólo sería un vulgar cobarde.





martes, 1 de agosto de 2017

Temor esencial III

Portada del video en Youtube de Dark Elektro Neuropunk (Dj Refizul


XIII

Si hay un culpable, es el hombre;
Pero no es menos criticable
Que Tú otorgues
Y al callar admitas
Las atrocidades cometidas en Tu plural nombre.
Reclamo el sano derecho de enojarme conTigo.
Y a un justo desahogo
Quebrantando las reglas de la ofuscada obediencia;
Lo pido porque antes que un dios
Adivino en Ti ser mi Padre y Amigo.

Tengo un temor antiguo, transparente,
De cristales afilados y espejos rotos,
Que deja al descubierto
La visión de Dios poéticamente seccionado
Y sus aventados despojos
Diseminados en múltiples imágenes de cieno.
Ojalá pudiera desgajar de mi mente
La idea que de Ti me dio un cuento
Como un anciano leñador alejado de nosotros
Que me marcó cuando era adolescente.

Cuántas veces abracé
La posibilidad de rechazarTe,
Cuántas me venció el odio
Y Te insulté sin ambages a la cara,
Libre de remordimientos,
Apartando de mí Tu presunta debilidad.
Mi añorado Maestro:
Sé con certeza que existes,
Aunque también disiento
De los que dicen que hay un éxtasis
Latente en los encuentros con la Divinidad.




XIV

Una religión de amor
Inmersa en un paraíso de rabia y furia
Que agota todas las facultades.
Me inquieta la incoherencia
De ese absurdo genial
Sublimado hacia una postura de entelequia
En la que el débil y el fuerte
Pueden hablarse de igual a igual,
Cuando la realidad que yo veo es
Que sólo se logra la igualdad en la muerte.

Hace tiempo me advirtieron
De que no basta la buena sangre
Para defender o atacar con tino una posición,
Sería insensato si además no se cuenta
Con el deseo de tener hambre:
El insaciable apetito de saber
Y un preciso conocimiento de la situación.
Yo carezco de armas para esta guerra
Que se inclina en favor del Enemigo
Y del bestial atractivo que irradia.

¿Cómo es que no hay diferencia
Entre el que se ha mantenido en la sombra
Orinándose en Tus enseñanzas
Para salir de la ruina
Con una última contrición
Y los que aguantaron con paciencia
Infinitas burlas en contra de su confianza
En Tu particular concepto del ser y del estar?
Lo siento. Soy tan limitado
Que no lo abarco,
Si bien esa expresión de justicia me fascina.



XV

Cae la lluvia lisa para enfriar mi ánimo.
La ilegítima, empero, mantiene sus dedos de hierro
Apretados sobre mis sienes empapadas;
Me aturde la presión haciéndome olvidar
Que una vez fui apto
Para dar todo de mí, para amar.
Ahora desconozco tal sentimiento,
Ni siquiera lo entiendo,
Y cuando lo fuerzo
Me asalta el sabor acre de una sofocante arcada.

Desde luego que lo fuerzo,
Tú me obligas, ¿no recuerdas?
El segundo de Tu lista.
Yo lo intento, Te lo juro que lo intento,
Y me aburro tanto
Con la ambigüedad de las gentes,
Sus ideas retorcidas en escorzo
Plasmadas en tontas frases a medias,
Ese obtuso "tú ya sabes"
Que me cansa hasta sentir asco...

Me siento partido en dos,
Sopesando la balanza que mide la carga
Enfrentada del cariño que Te tengo
Y mi aversión desatada hacia los hombres.
Se mantiene un equilibrado movimiento
De planos círculos concéntricos
Y ahí está lo malo,
Pues esta fe que yo profeso,
Anclada en la periferia,
Me oculta las ansiadas cumbres
Sobre las que poder alzarme victorioso.





XVI

Ya lo ves, Padre mío,
No sigo un rumbo fijado;
Oscilando sobre la enferma marejada
Permanezco a flote a la espera necesaria
De que alguno de los dos ceda.
Me bastaría la luz de una palabra
Para llegar a la orilla a salvo,
¡Pues dila!
Adelante, toma mi libertad
Y pulveriza de una vez Tu silencio.

¿Qué esperas? Mi Señor, mi Dios,
Mi única razón de vivir
Y de respeto a la vida de los demás.
La primera revolución cristiana
Quedó ya olvidada;
Una segunda se me antoja imposible
Por el hieratismo de Tus hijos
Y los acomodados hombres de sotana
Que no preparan la nueva venida de Cristo
Revestido de carne compacta.

La función sigue en el teatro de siluetas.
Sesión única y continua
Sobre un solitario escenario
Ante una grada vacía
Cubierta de mugre y chirriante nieve.
Si el Autor no escribe,
Si deja que su Obra duerma,
Serán los actores quienes usurpen las riendas
Barriendo los dorados papeles,
Creando flamantes ofertas
De novedosos mitos, héroes y leyendas.



XVII

Escucha la charla de las cartas.
Naipes construyendo el futuro
Que se abatirá a plomo,
Promesa de esperanza para los cretinos
Incapaces de vivir sin la falsa magia.
Tras Tu entierro sólo hay miedo
Al qué, quién, por qué y cómo;
Se alza protector el tarot adorado
Como proclamado mesías,
Muy del gusto de este fin de milenio.

¿Y si realmente no somos?
¿Y si se apagan los astros?
¿Y si la Tierra deja de dar vueltas
Manteniendo una parte
En penumbra helada perpétua?
¡Oh, sagrada inquietud existencial!
A más de uno habría que graparle la boca,
Pero a los otros los comprendo
Porque si Tú no quieres hablar
El feliz Enemigo se expresa con total claridad.

Fértil barbecho de dudas,
Y así ha de ser
Pues al orar en serio aceptamos
El espanto de que se haga Tu voluntad,
Con todo lo que eso conlleva,
Cuando ni siquiera sabemos
Los motivos de esa rara arbitrariedad.
La desconfianza es su buena nueva;
Gozoso, el Gran Sátiro sacará provecho
De lo que hicieron los deicidas,
Aunque su derrota ya fue largamente anunciada.



XVIII

¿Es inmutable la elección?
A la vista está que no
Si todos damos el mismo primer paso
Para luego seguir distintos senderos
Que se cruzan y separan
Al compás que señala el dédalo raso
De la efervescente vida.
Esa vida que cada cual se hace
O le obligan
A formarse a punta de espada.

"Ten cuidado, hombre hueco.
La negación del comienzo
Puede acabar siendo
El preludio de un No para siempre,
Incluso después de que tu cuerpo
Se descomponga allá en el pudridero".
Esta cuarta voz es más reposada
Que la de la Bestia, la Ira y La Duda;
Quizá si le pregunte a ella
Me haga con una buena réplica.

Va remitiendo
El vértigo que me mantiene lúcido.
Desconozco qué es la lluvia
Y cuál mi lento llanto,
Fundidos ambos en los relieves de mi cara.
Dios, estoy tan abatido.
Ya no soy nada; no soy nadie,
Aunque ayer mismo me comportara
Como el radiante heredero del mundo.
Pero ella no ha desaparecido,
No huye con la llegada de la calma.

lunes, 31 de julio de 2017

Temor esencial II

La Dama de Rojo tiñó las pupilas del cuervo indefenso en un descuido del ave.


VII

Mi voz, que es Tu verbo,
Con una ausencia total de pena,
Da forma oral a ideas brumosas:
¿Es acaso esa libertad gravosa
La que nos condena
a confinarnos en el Averno
o, de otra manera, el regalo
Que por dicha tenemos
Nos devuelve al solaz último
del que todos los iguales procedemos?

Si eso es cierto,
Y temo que en este campo no yerro,
Nosotros mismos seremos
Quienes por decisión propia,
Usando al Padre de testaferro,
Al final de todo nos juzguemos.
¡Qué irónica idiotez!
Sufrimos tanto con el miedo
De un Dios como espantoso juez
Que ni siquiera le vemos como debemos.

Furiosa masa anormal;
Rehala infame de pecadores disfrazados
Con maza y toga.
En ese cerrado hilo temporal
Contemplamos encimados
Desde el Otro Lado
Nuestra completa existencia,
Y a la menor falta anudamos
En torno al cuello la soga
Que nos hará bailar a conciencia,
Pese a ser los inherentes amos de nuestro hado.



VIII

La hembra ingrata se fue
Disipándose en la confusión de la niebla.
Y me dejó vacilante
Sobre la estrecha senda
De lo que aún está por hacer.
Abandonado así a mi suerte,
Noto el furor de la cólera crecer,
Pero hasta el eje de la Tierra
cruje y se dobla
Bajo el colosal peso de mi tristeza.

"Prohibido llorar;
Siempre puedes culparle a Él".
Prendas y anillos teñidos de rojo,
La señora sin rostro emerge con valor
Al final de la vereda azul.
Tres mudos cipreses la escoltan
Por el ceniciento jardín
Donde la flora perdió su color.
En su hombro descansa un cuervo cojo
De correosas alas que la arropan.

Una a una
Van cayendo mis defensas
Desnudando los temores primarios
Que el vértigo negro no supo neutralizar.
Me veo vagando solo por las dehesas
De la que antaño fue mi cuna
Sorteando cuerpos de cigüeñas
Aplastadas por ramas de alcornoques
Y dispersas entre el cuarzo de las peñas...
Recreo esta lúgubre escena a diario
Bajo el espectro de una invariable luna.



IX

"Prohibido padecer;
Siempre puedes culparle a Él".
¿Se atreve a interrumpir mi pensamiento
esa inoportuna mujer
Que no deja de darme la espalda
como si ocultara una grave culpa?
La agobiante frase desgarra la piel
Y convierte la carne en pulpa:
Es agua hirviente que escalda
e impide mi regodeo en el sufrimiento.

La que habla no es otra que la Ira,
Hija natural de la anterior,
Y, como ella, su única ilusión
Es encender en mí la pira
Que alimenta la curiosidad dormida
Para volver a sentir el vigor
Del intelecto dando vueltas.
Pero ninguna de las dos es bienvenida
Porque su presencia me fue impuesta
Sin contar para nada con mi voluntaria decisión.

La bastarda tiene oficio
Adquirido tras milenios de experiencia
Lamiendo con su lengua de vampiro,
A través del más ínfimo resquicio,
El alma líquida de los antiguos gentiles.
Con calculada paciencia
La maestra de los vicios
Arroja un manto de envenenado papiro
Que me aparta y aísla
De los humanos rediles
Anulando mi bisoña resistencia.



X

Cuando me suelo comunicar conTigo
Tropiezo con el silencio.
Reposado conticinio que se alarga
Mansamente,
Quizá más de lo debido.
En Tu muda respuesta acecha el peligro
Para los que seguimos en tinieblas,
Mientras se desvanecen Tus pasos
Por un desierto de tiempo perdido
Porque Tú ya no nos hablas.

¿Y si ella no miente?
"Siempre puedes culparle a Él",
Afirmaba no siendo conveniente
Escucharla para el que Te sigue siendo fiel
Pese a que has precintado Tus labios.
Es que también has cerrado los míos;
Confieres franca palabra a un puñado de sabios
Que Te odian con afán constante
Y un lerdo cerebro baldío
A los que juraron de corazón defenderTe.

Al parecer, no me basta
El don de la fe como único escudo.
Relegado de los elegidos,
Multiplico mi esfuerzo y apuro
El delgado ras de Tu sutil mutismo;
Quiero rebañar esos tenues sonidos
Que recuerdan los inicios de una casta
Selecta y confiada en la suerte
Por saciarse en la fuente del Amor mismo
Para luego desligarse de este mundo
Esgrimiendo la valentía del inocente.



XI

De Tu callada prudencia
Sólo obtengo un sufrido fracaso.
La discreta mirada hacia el pasado,
Cuando mi ateísmo alcanzaba su ocaso,
Me descubres hondas lagunas de una creencia
Que torna lo natural en complicado.
No niego que hasta yo me maravillo
Por mi fantástica existencia,
Pero noto que me pierdo y que me humillo
Ante el inefable poder de la nueva ciencia.

Ese vértigo tenaz que no cesa
Me ronda y se empeña
En rememorar aquellas sedosas escenas
Del momento de mi cambio.
El recuerdo que permanece y más pesa:
Era Otoño; de mañana;
Escarcha quieta sobre la sierra extremeña,
Por San Pedro o en Orellana,
Y una luz en el amplio espacio
Con sigilo despertando la tranquila arboleda.

Y siendo así que Te expresas,
A través de lo creado;
Obra de obras en perpetua mutación,
De continuo movimiento nunca igual,
Preclaro ejemplo de transubstanciación
Sobre todo lo que Tú deseas y piensas,
Que cauterizó en penalidades
Todo un banal ejército de ángeles,
¡Permites que haya llegado
A ser un casual
Cúmulo sin fin de casualidades!




XII

A falta de esa réplica
Avanzan en filas apretadas
Las gruesas milicias de los que descubren
Lo sumamente fácil que resulta matarTe.
Te asesinan con la mente relajada
Y en los ojos una súplica
Para que desaparezcas realmente;
Después cada uno ofrece sus propias fosas
Hechas de aire que luego cubren
No con tierra, sino con letanías hermosas

¿Qué placer logran al aniquilarTe?
¿Es el mismo que sintieron
Cuando de veras lo hicieron
Bailando alegres ante Tu faz descompuesta?
La orgía de gloria, fama, poder y dinero
Es un pobre beneficio sin gracia ni arte
Frente a la azorada apuesta
Que desgarró el alma de aquel germano
Alucinado por su osadía de sentenciar
"Fui yo el primero".

¡Yo no quiero callarme!
En este ingenioso juego de sofistas
Del que participan argiroides y nefilas,
Que los orates consentidos
Han conseguido hacer de la vida,
Son los seres más discretos
Quienes logran imponer su filosofía
Por sobre la pastosa alfombra de excrementos
Abonada por escritores y artistas.
De ahí que para no ensuciarme
Chille fuerte mi obligada necrolatría.