lunes, 19 de agosto de 2024

Feérico García Lorca

Lechuza y olivo, magia del Sur, en una imagen tomada de olivaresvivos.com

Creo que hoy es un buen día para publicar esta entrada con una canción dedicada al granaíno universal. Me encanta comprobar que en las redes sociales cada vez son más quienes dedican un pensamiento, un poema, una oración o una lágrima en el aniversario del asesinato de Federico García Lorca.

Una figura torturada por el tiempo, poco entendida, mal apropiada por las izquierdas ahogadas en rencores, relegada al cofre oscuro y peligroso de las admiraciones prohibidas de las derechas, que fascinó a Leonard Cohen y a Carles Esquembre, que enganchó el alma de José Monje Cruz 'Camarón' (el gigante de sombra transparente) con un anzuelo invisible de palabras mágicas, que sopló sobre inspiradas voces como las de Amancio Prada, Miguel Poveda, Paco Ibáñez o el inmenso Serrat... 

Pero creo firmemente que a Lorca, al igual que a Miguel Hernández, hay que aproximarse con sigilo, con el alma limpia y la cabeza despejada de polvo, paja e ideologías. Conocerle a través de sus letras y palabras y no de quien habla de él y por él. Ser honesto con su figura y reconocer que te ha llegado o te deja indiferente. Lee a Lorca y no sobre Lorca, al menos al principio, y si te acaba fascinando bucea un poco más en su vida, en su obra y en su ciudad, la Graná de piel morena, o la Orihuela hortelana de azul marino del que hizo llorar a las cebollas desde su penosa celda hernandiana. 

Poesía, teatro, música y todo un mundo ante el que asombrarse, a pesar de sus intensas y profundas fealdades que hacen dudar al alma.

Luna lorquiana


A la hora exacta en que murciélagos y vencejos

cruzan sus alas en pleno vuelo

con las primeras estrellas rasgando el cielo

o con el viento fresco de un Sol renacido,

en esa hora de magia violeta

que corta las uñas a la Luna;

en esa cálida estación de eternas luces

que prolonga los sueños bendecidos;

en esa precisa hora tu desconocida voz

llamó rotunda y con prisa,

como si los segundos lastimaran

y el habla fuera un precioso don efímero

sostenido sólo por la férrea voluntad

de un millón de gargantas muertas.


Justo cuando el duende oscuro baila su danza

de secretos pasos en la hondonada del valle

y el fantasma de la senda hueca

deja que aniden los búhos sobre musgo de fuego

te oí hablar sin palabras:


Que prefieres el día a la noche,

que un mundo sin el ritmo de la música

es el estéril desierto herido del Rey Pescador;

que te pierden los ojos verdosos de las gitanas,

que un buen vaso de vino es como un beso de vida plena

y que el amor perdido jamas vuelve a ser el mismo.


Todo eso dijiste sin labios

con la lengua repleta de tierra y los dientes velados.


¡Ah! Y que cada medio siglo,

en el equinoccio de primavera radiante,

ésa que acariciaba tu alma de niño,

la leve lechuza se posa a medianoche

sobre la piedra blanca que marcó tu destino

a beber la sangre amarga de un planeta sin poetas.


Aquí pega Camarón y su 'Leyenda del tiempo'. No es que yo sea muy de Flamenco, pero el gaditano eterno tiene un puntito de Rumba con toques de Jazz que me gusta y que tiene su máxima expresión en 'Volando voy' (que añado aquí también porque me sale de las tripas, aunque la letra sólo sea de la primera). Por cierto que en la guitarra están Raimundo Amador y Tomatito. Casi ná.

He leído, además, en Njoy Magazine que cuando Camarón y su productor Ricardo Pachón preparaban el disco 'La leyenda del tiempo' éste último pidió a una profesora de la Universidad de Copenhague una serie de cuartetas octosílabas para adaptarlas al cante del genio y entre ellas envió unos versos de 'Así pasen cinco años'.

A Camarón le pusieron sobre la mesa varios poemas y tras leerlos todos eligió el de García Lorca. Una anécdota como otra cualquiera, si no fuera por lo que el de la Isla respondió cuando le preguntaron por qué ese texto: "No entiendo muy bien lo que dice, pero sé que tiene algo especial que los demás no tienen".

Pues eso. Déjate llevar...








La Leyenda del tiempo

El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño. El tiempo va sobre el sueño hundido hasta los cabellos. Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo.

El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño.

Sobre la misma columna, abrazados sueño y tiempo, cruza el gemido del niño, la lengua rota del viejo.

El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño.

Y si el sueño finge muros en la llanura del tiempo, el tiempo le hace creer que nace en aquel momento.

El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero. Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño.

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