domingo, 3 de enero de 2016

Mod-ernistas imbuidos en el cómic (VII)

Esto de llevar el Mod-ernismo hasta las últimas consecuencias es un auténtico y dulce lastre.
Dos pequeñas historietas para la ocasión. Pequeñas porque están incompletas, a pesar de mis denodados esfuerzos por conseguir algo más en el profundo e inquieto mar de la Red de Redes, pero resultan inquietantemente Mod-ernistas en su más amplio sentido. Tratan sobre MODS, en un mundo MOD, donde tan pronto son los buenos como los malos, aunque sin profundizar en la esencia de este movimiento cultural que lleva sobre la buena y vieja Tierra más de medio siglo. Y si ha conseguido trascender al tiempo, me da la sensación de que puede ser algo mucho más que mera fachada, inicua e inocua.
La primera de las historias trata sobre el gusanillo que entra a los llamados, a los privilegiados al toparse de frente con el Mod-ernismo. Un sentimiento que comienza como una ola asfixiante, que jamás deja satisfecho por mucho que uno se alimente de ella, en la que en una primera fase se da excesiva importancia a la fachada más que al interior, y a la que muchos de nosotros acabamos aborreciendo (no hay peor anti-mod que un exmod) precisamente porque siempre te deja con sed de más, pero que luego se altera a traición regresando para poseerte de nuevo de una manera más inquietante y tranquila. Vuelve más sabia, más reposada, pero con más ganas de aprender que antes; se transforma en la constante búsqueda de evolución sin huida hacia adelante; una especie de involución permanente en espiral que siempre tiene como referente el egocentro para dar cada vez vueltas a su alrededor más amplias, más lejanas, más llenas de contenido. ¿Que de qué demonios hablo? Pues de la Música, evidentemente. Y con la música hablar de satisfacción es prácticamente una sinonimia. Es cuando de MOD se pasa a Mod-ernista, siempre investigando, cubriendo etapas y metas que uno mismo delimita y llena hasta cubrirlo por completo. Te entierras literalmente en notas musicales, vives en una partitura siempre cambiante, en una especie de alquimia sonora capaz de conformar mundos sólidos a base de letras, ritmos y melodías quebradas o fluidas.
Pero en esos primeros pasos es cuando uno se da cuenta de si se es un MOD de fin de semana (un plástico) o si es un Mod-ernista a largo plazo hasta que se queda sin pelo, con papada colgante y tan arrugado que una parka le quedaría tan holgada como una mortaja para un cadáver.
Se trata de una historieta de Palmiro Capón, un entrañable cuarentón valenciano, nacido del diestro y nítido lápiz de Lalo Kubala, que desentraña su pasado a base de muy detallados recuerdos (ya me gustaría a mí tener una memoria como ésa), hasta el punto de que la serie original, cuando se editaba en el fanzine Kovalsky Fly, alla por el año 1998, se llegó a titular "Los bonitos recuerdos de Palmiro Capón". Posteriormente, pasó a engrosar las muy ilustradas páginas de la gloriosa revista El Jueves a partir de 2001 y hasta 2011.
El caso es que nos sorprende a todos mostrándonos su adolescencia en los años 80' del siglo XX como Mod, movimiento al que llegó de una forma casual y en el que se introdujo de cabeza junto a un amiguete suyo simplemente para ligar con las Mod-ettes, a las que Lalo diseñó como sensuales, dicharacheras y pizpiretas chicas, siempre sonrientes. Y si algo me ha asombrado muy personalmente es que la Escena valenciana tuviese semejante número de féminas en su seno, cuando por lo general eran demasiado escasas (y prácticamente siempre "ocupadas") allá donde fueras en esta vilipendiada Piel de Toro.
Y es que, al parecer, según los comentarios personales que salen publicados en la página web http://modrevival.blogspot.com.es/ sobre esta misma materia bajo el título de El Sonido de 1979!: Palmiro Capón Goes Mod (hay que entrar en caché en versión sólo texto para poder leerlo), lo que aquí acontece está basado en "hechos reales". Anfetas, líos con los del tupé y "Quadrophenia" como materia a imitar hasta en la forma de ir al baño. Los primerísimos primeros pasos del Mod-ernismo hispano plenamente consciente de serlo y querer serlo.
Pero, ¿quién es Lalo Kubala? Pues bien es un joven caricaturista (nació en 1964) valenciano, aunque su formación indica que es todo un licenciado en Bellas Artes, si bien forjó su dibujo pasando por varios fanzines (como no podía ser de otro modo). ¿Creíais que ése es su nombre real? Pues no. Fue bautizado como Eduardo Jiménez, pero quién sabe si el gran Ladislao (así lo considero pese a mi colchonerismo) tuvo su influjo en él para empezar a firmar con ese seudónimo. En el penúltimo año del siglo pasado empezó a colaborar con El Jueves con la serie Umberto Cebolla y los grandes inventos de la Humanidad, primero, y Leyendas urbanas, después. Aunque su mimo se dirigió hacia la figura de Palmiro, por el que fue premiado en 2009 y que desconocemos si no deja de ser en parte una autobiografía. Lo cierto es que siempre hay más de uno mismo en una obra de lo que uno quisiera. En fin.
Por desgracia, y por mucho que he buceado en Internet, únicamente he podido recuperar cuatro de las seis páginas que tenía esta particular historieta. Pero aquí os las plasmo enteritas para que os hagáis una idea de por dónde fueron los tiros.




El gran Lalo Kubala, en una imagen hábilmente tomada de http://www.makingdos.com
¿Quién iba a decirle al gran Fernando de Felipe, F. de Felipe para los amantes del Noveno Arte, que una historieta suya creada allá por 1983 iba a resurgir del pasado para volver a asaltarle en el presente? Supongo que nadie, porque eso no ha ocurrido, pero sí es verdad que el blog Mods de Zaragoza realizó una encomiable labor recuperando estas muy sabrosas páginas que en su día fueron publicadas en el Heraldo de Aragón, junto a algún que otro artículo sobre el Mod-ernismo local, que era amplio, potente y muy fresco.
No están todas las que fueron, pero sí las que se encuentran flotando en la red de redes, aunque el autor es más que probable que las tenga todas en su haber (desde aquí se le hace un encarecido llamamiento a ver si nos las puede facilitar).
La historia, En busca de la parca perdida (sí, con "c", como las hermanas que cortaban el hilo de la vida) es una auténtica locura. El movimiento Mod prácticamente se apodera del mundo y genera una situación más propia de Orwell y del Imperio de La Guerra de las Galaxias que otra cosa, con su propio emperador, sus tropas de élite y su policía interna, que recuerda a la Stasi, las SS o la KGB y la CIA juntos. Y en este extraño mundo, donde los Rockers se han convertido en un movimiento todavía más underground de lo que ya es de por sí, y donde lo 'Mod' pierde por completo su esencia básica y fundamental al convertirse en una cuestión masiva y algo equivalente al propio Sistema per sé, sobresale un personajillo que es real y que según las crónicas de la Movida zaragozana fue el no va más de las noches mañas. Es El Cachi, que se convierte en el disidente por excelencia, aquél que es capaz de hacer saltar por los aires el orden establecido con sus actos gamberros y terroristas (al estilo del anarquista de V de Vendetta) y que ridiculiza a los que ostentan el poder con tanta prepotencia. ¿Pero quién era en realidad El Cachi? Según quienes le conocían, se llama Julián Torres y fue locutor de radio en los años 80' descubriendo a la juventud aragonesa diferentes fórmulas musicales y grupos que estaban por estallar para ver la luz. Un amante de la música en toda la regla, que bien merece la pena homenajear en este cómic, aunque se le pinte como el enemigo acérrimo del Mod-ernismo menos Mod-ernista que se pueda concebir; con lo que, en realidad, no afecta para nada al movimiento más influyente en todos los sentidos que ha habido en el Siglo XX y que ya supera el medio siglo de existencia.
El que ha cumplido 50 años es el Señor De Felipe. Este zaragozano nacido en 1965 formó parte del Equipo Bustrófedon y participó en revistas míticas como Zona 84, con Nacido Salvaje, en 1988, o Totem, con la obra ADN, en 1989. Entre sus obras más destacadas está S.O.U.L., de 1991 y el fantástico El hombre que ríe, de 1992.
Y como el Noveno Arte se le queda pequeño, este genio del dibujo y las ideas ha dado también el salto al cine con guiones firmados por el como Darkness o Palabras encadenadas.
















Dibujo de un mod que F. de Felipe dedicó en 2007 al crítico de comics aragonés Juan Royo.

Fernando De Felipe, en una imagen robada al blog http://miriamverdu.blogspot.com.es

Para la primera de las historietas, no he podido evitar buscar, localizar e incluir a un grupo que convivió con Palmiro Capón en Valencia y compartió la misma época: Los Scooters y su nutritivo y energético tema "Generación 80", que aparece en una recopilación en vinilo titulada Concurso Pop-Rock'86 organizado y editado en LP por la Diputación de Valencia (y que menda guarda en su haber como orito en paño). Les pongo caras para que os suenen en una imagen cogida del blog www.alquimiasonora.com y otra más de no80s-gruposnacionales.blogspot.com.







Y para Zaragoza, un grupo Mod la mar de representativo: Los Shepherd's Bush, con su tema El predicador del soul. Está a un ritmo algo menos acelerado que cuando se grabó en estudio, pero tiene un toque más sincero en directo, ¿que no?



Hélos aquí en un concierto.



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