viernes, 3 de agosto de 2012

BATWAYNE

Diferentes símbolos de Batman (pillado en el blog de Fuitamo).

Batman no es simplemente un símbolo que puede ser usado por cualquiera, como dan a entender en la tercera entrega de la estupenda saga filmada para la gran pantalla por Christopher Nolan. Batman ha tenido durante 70 largos e incombustibles años nombres y apellidos: Bruce Wayne (Bruno Díaz para los hispanohablantes de antaño) y ningún otro personaje de la DC tiene derecho a llevar la capucha y la capa del Caballero Oscuro bajo esa misma denominación.
A decir verdad, soy más deceniano que marvelita, sólo por el hecho de que mis dos principales superhéroes son de la Casa DC (Batman y Superman, por ese orden), muy a pesar de que prefiero mucho antes el universo Marvel, más apegado al mundo real con ciudades y ubicaciones que existen físicamente, que la invención originada por la cabecita de Malcolm Wheeler-Nicholson y que tuvo como escenarios primordiales a Metropolis, Smallville o Gotham City para sus interesantísimas historias de ficción. No en balde, me inicié en los comics de la mano de Los Cuatro Fantásticos y me hice muy amigo -por similitudes conmigo- de Peter Parker/Spiderman, o lo que es lo mismo merced a la portentosa y muy envidiada por mi parte imaginación de Stan “The Man” Lee, cuando todavía era un pipiolo preadolescente en mi Cáceres natal (adoro con toda mi alma ese quiosco del Paseo de Cánovas que tenía el lateral izquierdo siempre plagado de portadas de historietas con la firma del genial Rafael López Espí y que, Gracias a Google, he comprobado con gozo infinito que todavía existe).
Imagen del quiosco de Cánovas (Cáceres) donde me abastecía de cómics.

Volviendo al caso que me concierne, el descubrimiento de Batman fue para mí como una apertura de ojos a lo San Pablo. Estaba un tanto harto de la colorida densidad con la que en los 70 la Marvel trataba al mundo de los superhéroes y volví la mirada hacia la refrescante oscuridad del Hombre Murciélago. No porque fuera más simple que sus colegas de la casa rival, que no era el caso, sino por lo que entrañaba ese personaje nacido en mayo de 1939 del entusiasmo primitivo de Bob Kane: Un hombre de carne y hueso, que se alejaba del prototipo de metahumano con poderes de ninguna índole y cuyas armas principales eran su extremada destreza física (fruto de un entrenamiento más allá de lo racional y del conocimiento profundo de las artes marciales), su increíble poder de observación y deducción (no en balde se le apellida como “el mejor detective del mundo” y actúa como líder natural de la Liga de la Justicia Americana, LJA), su inconmensurable riqueza (que le permite obtener todo tipo de carísimos y utilísimos juguetitos) y su obsesión (surgida a raíz de ver cómo sus padres eran asesinados ante sus ojos, lo que le llevó a crear un alter-ego en forma de murciélago humano, que prácticamente acaba fagotizando su vida entera, para aterrorizar a los delincuentes que habían ocupado como una infestación su ciudad natal durante los penosos años de la Depresión) y que le otorga, a través del paso inexorable de las décadas, la fuerza necesaria para continuar incluso más allá de cualquier límite físico o mental.
Ése es Batman y no ningún otro. Puedo presumir de contar con una de las más amplias colecciones de comics y “novelas gráficas” de España acerca de este cercano personaje, y es cierto que se han postulado numerosas versiones sobre un mismo elemento (en su mayoría de mi gusto, aunque no en su totalidad), pero todos ellas manteniendo en común el hecho de que bajo la máscara y el disfraz, que es lo único que variaba en mayor o menor medida, se encontraba la misma persona: Bruce Wayne.
Imagen cogida de El bardo suicida en la que se ve a Batman/Bruce Wayne
dejando flores en la tumba de sus padres (la razón y el origen de que el
personaje oscuro exista).

Me temo que como todo en la vida, también en la DC fueron incapaces de sacarle el verdadero jugo a un Batman que en malas manos podría morir de éxito. Por ello consideraron que a principios de los 90 del siglo pasado había que dar un giro radical al superhéroe más afamado de la historia y lo único que se les ocurrió (supongo que a la parte más juvenil de los ejecutivos de la casa) fue quitarlo de en medio, no de forma tan radical como ocurrió con Clark Kent/Superman, al que asesinaron de forma burda, infantil y absurda (con un ser sacado de la manga llamado Juicio Final), pero sí dejándolo paralítico de la mano de un brutal Bane (que, precisamente, protagoniza la oposición a Batman en la tercera entrega  de Nolan). Pero es que a quien dañaron la espalda, quebrándole la moral y el espinazo, fue a Bruce Wayne, con lo que si Batman debía de continuar actuando tendría que ser a través de otra persona con nombres y apellidos diferentes para darle forma a un oscuro envoltorio traje que de otro modo se queda en una mera carcasa vacía.
Los “genios” de la DC pensaron entonces en Jean-Paul Valley, alias Azrael, quien se supone que ”mejora” el traje de murciélago agregándole ciertas armas y que basa toda su actuación en la mera fuerza física, obviando prácticamente la deducción y las dotes detectivescas del primero. Todo un fracaso que, por mi parte, se tradujo en el abandono de la serie habitual de Batman hasta que alguien decidió que tendría que regresar Bruce Wayne a ocupar el sitio que le corresponde bajo el manto de este  superhéroe único.
Es más, en uno de los números de esa (para mi gusto) lamentable saga la extremadamente sensual Selina Kyle/Catwoman se tropieza con Jean-Paul Valley en los tejados de Gotham y la gata le espeta directamente en su alma unas palabritas nacidas del chispeante genio del  apasionado juntaletras Doug Moench que de seguro le tuvieron que doler bastante al nuevo Caballero Oscuro: La voluptuosa felina le hace ver claramente que él no es “el” Batman y el hombre que está bajo la máscara se queda asombrado por el descubrimiento de la mujer, aunque insiste en señalar que es el Hombre Murciélago. “Puede que un Batman, pero no eres él… Lo que significa que fue gravemente herido por Bane”. “Yo superé eso. He vencido a Bane”, responde el muchacho herido en su orgullo. “Eso aún no te hace ser él. Y hay otra prueba”. “¿Cuál otra?”, inquiere un tanto mosqueado el rubio enmascarado. “Llámalo calor, feromonas…”. Valley desconoce a qué se refiere la Gata y se limita a intentar repetir “Feroz…”. “Atrayentes químicos. El Batman auténtico apesta a ellas. Tú eres casi estéril”, le aclara su oponente femenino. Casi nada.
Pocos números después, y siempre dentro de la saga KnightQuest (La Cruzada) al archienemigo de Wayne, el Joker, aprisiona al nuevo Batman y tras descubrir por sus movimientos y su brutalidad sin elegancia que no es tampoco el auténtico se desespera y pierde por completo el interés en él. En esta ocasión, fue Chuck Dixon quien también parece rebelarse, a través de las palabras y la actitud de los personajes a los que ha dado vida en su guión, contra un cambio tan sonoro que la DC no tardó en solventar con la vuelta de un Wayne recuperado casi en su totalidad.
Momento de la "muerte" de Batman por los rayos Omega de Darkside.

Tras un periodo de cierta normalidad, los “genios” de la DC volvieron a las andadas en 2009 (otra demostración de que cuando algo va bien siempre hay que estropearlo de alguna manera) y esta vez sí eligieron eliminar a lo calabrés a nuestro amigo Wayne. Matarlo. Así de simple. Fue a través de Darkside, que lo funde con sus rayos oculares tipo Omega. Eso es lo que intentaron dar a entender durante bastante tiempo, aunque luego se retractaron e hicieron volver al detective en una especie de odisea temporal que se inició en los tiempos prehistóricos (a donde fue enviado en realidad en lugar de morir) hasta llegar a la actualidad en lo que supone otra saga penosa donde las haya y totalmente carente de imaginación. Entre tanto, le cedieron el manto del murciélago a Dick Grayson (Ricardo Tapia para los hispanohablantes), alias primer Robin y posterior Nightwing), tras un rocambolesco encuentro con otro exmuerto (Jason Todd, AKA segundo Robin), quien en un primer momento se hacía pasar por Batman.

En efecto, una historia excesivamente enrevesada, absurda y carente de sentido, cuyo único fin era intentar aumentar las ventas y, de paso, darle un giro radical a su mejor personaje, obviando por completo a la internacional legión de seguidores de lo que es el concepto clásico de Batman para captar la atención de un público nuevo. Y me explico: Sin venir a cuento, y de nuevo en Gotham City, a Bruce Wayne le da la estúpida paranoia de dejar su legado en manos de diferentes “batmans” por todo el mundo elegidos personalmente por él, creando una especie de gran empresa con filiales en todos los países (Batman Inc.) que ahora explota la editorial ECC en lugar de la DC.
Pues ahí se lo coman ellos con papas, porque a mí me han perdido definitivamente como cliente.
No hay más que echarle un vistazo a las palabras de su fallecido creador (http://www.batmania.com.ar/paginas/bob_kane.htm) para darse cuenta de que la idea sin Bruce Wayne carecía de sentido. Y por si fuera poco, aquí tenéis un excelente trabajo de un psiquiatra (el doctor J. A. Ramos Brieva, curiosamente, un cacereño como el que suscribe este escrito) que ha estudiado la personalidad de Batman y que, según él  mismo dice es a Bruce Wayne a quien se está analizando, porque él es quien ha dado forma al manto que protege la noche gothamita. (http://www.sedice.com/modules.php?name=Documents&file=index&start=rinconautor&func=dlfile&target=&filename=Batman_visto_por_un_psiquiatra_2.pdf). Que lo disfrutéis tanto como yo lo estoy haciendo.
Esto es un añadido prácticamente obligado (lo siento):
http://www.abc.es/cultura/20140420/abci-batman-aniversario-201404202001.html?utm_source=abc.es&utm_medium=modulo-sugerido&utm_content=noticia-AB&utm_campaign=outbrain=obnetwork.


 Entre tanto, como no podía ser de otro modo, aquí se incluyen varias versiones del tema Batman de la genial serie (por inocente, colorida y graciosa) que en mi infancia me encantaba.

Esta es la versión de The Who (antes vuelve a sonar la versión original de la serie, pero merece la pena por las imágenes):



Y ésta, de The Jam:


Aunque parezca mentira, acabo de descubrir a esta estupenda voz (Lavern Baker) y nada mejor que darla a conocer con el tema Batman to the rescue:


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