domingo, 23 de febrero de 2025

Un sol negro

Uno se acaba descubriendo a sí mismo en los detalles más nimios, ¿que no?


¿Cuántos años tienen que pasar para que un@ pueda perdonarse a sí mism@ de algo? ¿Depende de la atrocidad del hecho cometido? ¿A eso le llamamos el Infierno en la Tierra? ¿Un Purgatorio donde un@ mism@ es re@, juez(a) y carceler@ al mismo y eterno tiempo? ¿Hasta cuándo la ignorancia permitirá que las cadenas dejen de lacerar muñecas, cuello y tobillos? ¿Hay un momento en que todo sea perdonado? ¿Podemos permitirnos el ridículo lujo de perdonar sin olvidar?

Porque la memoria insiste en recuperar una y otra vez esos momentos, que duelen como heridas abiertas con sal, y no hay forma humana de dar paso al perdón. ¿Cómo puede un@ atreverse a perdonarse si el perdón propio requiere antes del perdón ajeno? Es un tormento persistente que recorre el invisible laberinto oculto en el alma como un torrente fugaz de fuego, dañándolo todo a su paso, consumiendo en cenizas cualquier atisbo de sonrisa, reduciendo a la nada cualquier insinuación de abrazo. ¿Puede la pesada imposibilidad de perdonar hacernos olvidar la comunicación natural con quienes verdaderamente amamos? ¿Cuándo la palabra deja de ser útil? ¿Cuándo nos hacemos mudos al insensible paso del tiempo?

No hace falta que os aterroricen y hagan estremeceros el alma con un sempiterno castigo infernal al cruzar el umbral del invisible velo negro con suaves besos de telaraña en el rostro. 

Al menos, de eso podemos liberarnos, porque nosotros mismos creamos nuestro propio infierno. Es personal, particular, privado, relleno de nuestros propios miedos, y tiene una inmensa y brillante cerradura de oro, cuya llave guardamos en el bolsillo, pero jamás, jamás, jamás nos atrevemos a utilizar. 


¿Senos de mujer? ¿Un carnero? ¿Un demonio?


Un sol negro


De la espuma de mar al rocío

hay un paso que nunca se da.

Del polvo cósmico al vacío

se tienden puentes de luz intangible.


Estratos de escarcha pesada en tu ventana

hacia una tumba de profundas depresiones.


El camino se acaba,

El Sol se oculta

y las largas sombras abrazan mi alma

tan pequeña,

tan llena de miedo,

tan solitaria.


Hay estrellas permanentes en tus ojos.

De ésas que ni están ni volverán a verse.

Hay palabras desnudas de sonido en tus labios

que jamás en la vida volverán a pronunciarse.


De la vida a la muerte

hay un anhelo mutuo por completarse.

Del todo a la nada

basta un gesto;

un simple y delicado beso,

para destrozar el negro Universo.


Jugamos con la vida hasta que se nos rompe por nuestra torpeza y la dejamos abandonada atrás.


'Well, show me the way to the next whiskey bar'. Me parece un verso genial en su simpleza. Cuando se la oigo cantar a Jim Morrison creo adivinar un chispazo de burla en su voz. Como si dijera: "¡Oh, vaya! Es taaaaan fácil escandalizarte...".

El escándalo y su concepto varían según épocas. No creo que hoy en día las ideas del bueno de Jim escandalicen a nadie, pero en su día fue como el Ray Davies americano: Una especie de mosca cojonera en el pastel de las pacíficas y acomodadas clases medias de una Norteamérica dividida por la Guerra de Vietnam y el escándalo Watergate, que acabó desvirgando la inocencia de muchos y muchas. Pero las palabras de Las Puertas, fueran o no mentira, seguían siendo molestas y sus canciones flotaban como un gas tóxico y pernicioso que impedía cerrar los ojos una realidad extremadamente cambiante y vertiginosa para un radical cambio de época.

El escándalo evolucionó a fórmulas mordaces e irreverentes, con palabras y gestos directos, a través del Punk londinense, con el feísmo por bandera para ocultar almas destrozadas por una vida mierdosa y sin sentido. Pero fue tan inmediatamente domesticado por el sistema que de escándalo pasó a ser un simple chiste.

Ahora el escándalo se disfraza de odio, de fanatismo religioso, de extremismos dolientes. O conmigo o contra mí. Cientos de miles de millones de miniguerras civiles devorando el Planeta. Y en mitad de todo, esos pequeños dramas personales brillando como inmutables cuásares en el lejano Universo y perturbando ingenuos el hilo de la Historia

Siempre soñé con un amor de ojos morado-violáceos; el color de la magia natural femenina



Vamos a plasmar aquí 'Alabama Song' de The Doors. Porque me da la gana, me gusta, me divierte y porque me da la sensación intuitiva de que pega con esta entrada. ¡Ea!

Pero también pondremos la versión original en la que se basaron los cuatro de Los Ángeles. Una rara canción escrita por Bertolt Brecht y Kurt Weill, que parece esté compuesta tras haberse zampado unos cuantos ácidos y estaba pensada para la ópera de 1927 llamada Mahagonny-Songspiel. Está cantada por la actriz y cantante austriaca Lotte Lenja, y su peculiar voz le aporta un cierto aire macabro de pesadilla, como de imposible danza diabólica.






Alabama Song (Canción de Alabama)

Well show me the way (Bueno, muéstrame el camino)To the next whiskey bar (hasta la próxima whiskería)Oh don't ask why (¡Oh! No preguntes por qué)Oh don't ask why (¡Oh! No preguntes por qué)

Show me the way (Muéstrame el camino)To the next whiskey bar (hasta la próxima whiskería)Oh don't ask why (¡Oh! No preguntes por qué)Oh don't ask why (¡Oh! No preguntes por qué)
For if we don't find (Por si no encontramos)The next whiskey bar (la próxima whiskería)I tell you we must die (te digo que debemos morir)I tell you we must die (te digo que debemos morir)I tell you, I tell you (te digo, te digo)I tell you we must die (te digo que debemos morir)
Oh moon of Alabama (¡Oh! Luna de Alabama)We now must say goodbye (Sabemos que tenemos que decir adiós)
We've lost our good old Mama (Hemos perdido a nuestra buena y vieja mamá)
And must have whiskey (y necesitamos whiskey)Oh, you know why (¡Oh! Tú sabes por qué)
Oh, moon of Alabama (¡Oh! Luna de Alabama)We now must say goodbye (Sabemos que tenemos que decir adiós)We've lost our good old Mama (Hemos perdido a nuestra buena y vieja mamá)And must have whiskey (y necesitamos whiskey)Oh, you know why (¡Oh! Tú sabes por qué)

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