lunes, 21 de enero de 2013

APOLOGÍA INFANTIL

Hola, de nuevo, amigos míos. Voy a plasmar el único poema mío que ha logrado llegar a "alguna parte" de todos los que he escrito. Fue allá por 1996 cuando me presenté al III Certamen de Poesía Extremadura desde la ausencia, un concurso destinado a extremeños que vivían (y algunos seguimos así) fuera de nuestra patria chica, y que se complementó con otro concurso de narraciones del que hablaré en otra entrada. Pues bien, esta pequeña oda a la juventud extrema parece que no disgustó (o bien se presentaron muy pocos), con lo que desde el Consejo de Comunidades Extremeñas, por entonces dependiente de la Consejería de Bienestar Social de la Junta de Extremadura, se consideró que era publicable y así acabó siendo (no, no fue el primer premio, pero entró en la lista de poemas que acabaron plasmados en papel, que no es poco).
En su momento, no hace mucho, pedí permiso a la Administración extremeña para publicar tanto el poema como mi relato (que también salió publicado) en el blog y como ha pasado el tiempo suficiente como para interpretar que el silencio administrativo implica una afirmación, aquí está. Se titula Apología infantil. Que ojalá os guste:

Niños en el interior de un tronco de tejo, de lamalocaazul.wordpress.com.



Ven y compara los ojos de los niños
con el arroyo fresco que nace en la montaña,
porque ninguno tiene sombra de polvo
en ese fulgor recién salido de la semilla sacra.
La sonrisa de los niños es tierna
como la algazara de las ardillas
y, mientras que con su imaginación otea
el horizonte en busca de nuevas perspectivas,
sus manos embarradas ya comienzan a erigir
un templo florido de Rosas
Secretas.
Pero su alma aún no está mancillada
por el sueño febril de la vanidad falsa,
y su inocente libertad inútil todavía es pura,
aunque a veces escupan verdades dolorosas a la cara.
No escuches al cretino en su madurez
con la que se cubre la terrible vergüenza
de no saber más que cuatro ideas
complicadamente vagas.
Fíjate que alrededor del centenario tejo
los niños y los viejos se dan la mano
para jugar al corro circular
todo el rato, mientras dure la noche.
¿No te dice nada esa imagen?
Alguien se atrevió ya a escribirlo:
El principio y el fin es el mismo;
y entre medias se muestra el camino
de oro o heces, depende.
Te lo dejaré bien claro, ¡oh, estúpido!
Nos lo enseñó el Gran Poeta:
"Sed como niños jugando a la Vida",
porque la mente infantil es, quizá, la más sabia.
 
 
Me pega la estupenda canción de Bobby 'Blues' Bland, Cry, cry cry.
 

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